Ni siquiera fui capaz de leerla completa. No por vergüenza o disgusto, más bien por lo aburrida que me pareció. Aunque pude reconocer la época -muy confusa por cierto- no pude recordar con toda claridad la persona que era cuando la escribí. En 2008 hice más de diez aplicaciones a distintas universidades norteamericanas para seguir adelante con mis estudios como abogado. Uno de los requisitos más desgastantes era redactar cartas personales en las cuales se daban argumentos -disfrazados de historias- para ser aceptado. Duré al menos un año en este proceso. Todas las instituciones me rechazaron Una tras otra. Ese año fui el San Sebastián de las facultades de derecho.
Pedro de Orrente, El Martirio de San Sebastián. 1614
Comments